LaInsoportableLevedadDelser_MilanKundera

SINOPSIS

Primera parte - La levedad y el peso

Se introduce el concepto del eterno retorno de Nietzsche, la levedad y el peso, la perspectiva de Parménides. Se introducen a Tomás, un médico cirujano, y a Teresa, camarera de un café-bar, y después fotógrafa; su amor, los amoríos de Tomás, Sabina que era la amante que mejor lo entendía. Se narra la venida de Teresa a Praga, el apartamento alquilado, la “amistad erótica”, la perra Karenin, la incursión rusa en Praga y la República Checa, los tanques rusos. Al final se describe la serie de seis coincidencias que llevaron a que Tomás y Teresa se encontraran.

Segunda parte - El alma y el cuerpo

Se habla de Teresa, su pasado, su madre, el cuerpo y el alma, la debilidad; se habla de como conoció a Tomás casualmente, se habla de la sesión de fotografías con Sabina, de su pasión generada por el odio en su trabajo fotografiando la ocupación rusa.

Tercera parte - Palabras incomprendidas

Se narra acerca del académico profesor universitario Franz, su vida en Ginebra, su relación vital con Sabina, su esposa Marie-Claude reflejo de su madre, y las palabras, acciones, opiniones y concepciones incomprendidas, y discrepantes con las de la diosa Sabina. Se habla de Sabina, su personalidad, vida. Franz después de años termina con su esposa Maria-Claude, en el mismo momento Sabina parte, deja Ginebra, mudandose a París sin que Franz lo sepa. Después Franz consigue una nueva pareja, una joven estudiante de gafas, con la que convive, aún con el manto y reveración por Sabina.

Cuarta parte - El alma y el cuerpo

Tomás y Teresa duermen, ella detecta el olor/aroma a sexo de otra mujer en el pelo de Tomás, piensa, recuerda, medita. Piensa en su cuerpo/entrañas y el alma refugiada, se habla de la delicada arquitectura de su relación, cuyo único soporte/sostenimiento es la columna de la absoluta fidelidad de ella, se narra su nuevo trabajo en otro bar, de la coquetería, del muchacho de 16 años, del calvo bajito social, del hombre alto ingeniero, de su aventura/amorío/exploración de la infidelidad con este ingniero en el modesto piso. Se describe el sueño de la ladera de Petrin a morir con otros hombres si verdaderamente era su deseo, y después la infidelidad/relación con el ingeniero, de cómo se ve/aprecia/desea ella misma su cuerpo en el sexo en compañía de un miembro extraño. Del conocido campesino que se encuentran en un balneario con el que hablan.

Quinta parte - La levedad y el peso

Teresa regresa a Praga y se encuentra con Tomás, aunque viven en la misma ciudad están distanciados. Se narra el caso del artículo político e influyente de Tomás usando la analogía de la tragedia griega de Edipo y los líderes comunistas, intentan obligarlo/persuadirlo para que firme o escriba una retractación, Tomás delibera el asunto, finalmente Tomás abandona su trabajo de médico cirujano en el hospital. Luego consigue trabajo de médico de cabecera en una clínica y se desempeña como “médico oficinista”. El funcionario del Ministerio del Interior se presenta, charlan, interroga a Tomás, le informa que les interesa no perderlo como profesional, pero finalmente Tomás rechaza cualquier tipo de firma o declaración, por lo que también pierde este sencillo trabajo para convertirse en limpiador de escaparates de una empresa que a veces se jactaba de tenerlo entre su personal. Se habla del «es muss sein! (tiene que ser) de la composición de Beethoven, de su amor Teresa y su profesión, de su vocación por la medicina. Se narra la continuidad e incremento de su promiscuidad durate esos tres años de trabajo como limpiador de ventanas, se exponen las tesis del secreto yo, y de encontrar con la sutileza de un escalpelo de cirujano la millonésima diferencial que distingue a cada mujer. Se cuentan las experiencias con la mujer que parecía jirafa y cigueña, y la joven de la alfombra y la tormenta, se explica la “memoria poética”. Estando trabajando de limpiador de escaparates, un día es citado a una residencia donde lo reciben el alto redactor y el hijo de Tomás que veía por primera vez desde que había decidido dejar a su esposa y su mutuo hijo, del cartel en la pared incitando a firmar, le presentan una declaración en la que les interesaba que Tomás participara firmando, Tomás decide no hacerlo. Se compara la levedad de la vida humana, con la levedad de la historia, ambas irrepetibles. Se cuenta del funeral en el que ve al redactor al que finalmente no saluda por conveniencia, del encuentro con el compañero médico del hospital S mientras Tomás limpiaba una vitrina en la calle, esa tarde Teresa llega, comentan la fealdad de Praga y que sería bueno irse a vivir al campo, Tomás le pregunta a Teresa cómo se encuentra, ella le confiesa que su pelo (el de él) huele intensamente a sexo de otra mujer. Se habla del “sistema de relojería de la cabeza” con las correspondencias entre las visiones y las reacciones del cuerpo, y lo ajeno que es el amor a esto, es decir, entre el mecanismo dispuesto por el Creador, y la libertad que representa el amor al estar al otro lado del «es muss sein!» (tiene que ser, de Beethoven).

Sexta parte - La Gran Marcha

Se cuenta la historia de la muerte metafísica de Lakov, el hijo de Stalin en la alambrada electrificada de un campo de concentración, la discusión acerca de la mierda, la elevación y la bajeza, la incompatibilidad entre la mierda y Dios, del ideal estético: el kitsch, de la rebelión de carácter no ético, sino estético de Sabina contra el comunismo, del kitsch totalitario, se habla de la invitación y estancia de Sabina en la casa ensoñada de la pareja de ancianos, de que lleva el kitsch en el interior, de su rol como hija y madre de esos ancianos; se habla de Franz, de la Gran Marcha y el kitsch que es, a Franz unos amigos de París lo telefonean para invitarlo a una marcha de intelectuales de Occidente a Comboya, la marcha se ejecuta infructuosamente hasta la frontera; se describen las categorías de personas según el tipo de mirada bajo la cual se quiere vivir, se hace un breve recuento de las actuaciones del hijo de Tomás, llamado Simón, también nombre bíblico, bajo la cuarta categoría de mirada en su rol de soñador también como Franz, para atraer la mirada del padre Tomás, y luego de la amante Sabina al recibir la carta informando de la muerte del padre; después de la infructuosa marcha hasta la frontera de Camboya, en Bangkok Franz es atracado, reacciona impulsivamente y es lesionado, despierta en el hospital queriendo ver a su novia de las grandes gafas, pero acompañado por su ex-esposa Maria-Claude, cierra los ojos y muere; cuando el hijo Simón recibe el telegrama de la muerte del padre Tomás, se hace cargo del entierro y la inscripciónn del epitafio en la tumba.

Séptima parte - La sonrisa de Karenin

Se describe la vida en el campo donde nadie quiere echar raíces y todos quieren partir, en donde el régimen no tiene interés y donde excepcionalmente Tomás y Teresa habían llegado por propia voluntad, se presenta al presidente de la cooperativa y su familia incluyndo al cerdo criado como perro Mefisto, del que la perra Karenin se hace amigo por una clase de exclusividad, Tomás se convierte en conductor de camión de transporte y Teresa en pastora acompañada siempre por el fiel Karenin, a Karenin se le detecta cáncer, Tomás colabora en la operación; se diserta acerca del Genésis, de llorar por un perro, del amor por un perro, del dominio confiado o cedido por Dios sobre los animales, de Descartes y la «machina animata», de la verdadera bondad del hombre con los animales, se menciona la anécdota de Nietzsche abrazando al caballo y llorando; Teresa tiene el sueño de Karenin pariendo dos panecillos y una abeja en el que encontraron una especie de consuelo, Teresa va a comprar a la tienda esta vez sin el desanimado Karenin, al regresar y Tomás jugarretear con él y el panecillo, Karenin gruñe, es decir sonríe, se anima, se alegra, Teresa recrimina a Tomás por hablar en pasado de Karenin; se habla de la comparación entre Karenin y Adán, del idilio, del tiempo que da vueltas en redondo y el que sigue una trayectoria recta y la felicidad, entre Teresa y Tomás le aplican la inyección de eutanasia a Karenin y lo entierran envuelto en una sábana entre los manzanos; luego Teresa tiene el sueño de la citación en el aeropuerto, el vuelo, y la transformación de Tomás en conejo en el regazo de ella, Tomás lee las cartas de su hijo, Teresa lo anima a invitarlo, después, sin ser vista desde la lejanía, Teresa ve a Tomás viejo en la escena en que cambia una rueda del camión, Teresa se reprocha algunos remordimientos, de la fuerza como culpable y la debilidad como víctima inocente, Teresa se baña, se pone el vestido más bonito para gustarle, para darle una alegría, en ese momento Tomás ruidosamente junto con el presidente de la cooperativa y un joven campesino llegan, Tomás pide algún licor fuerte para el joven que venía con un brazo dislocado que Tomás le acomoda, luego le lenzan piropos a Teresa y surge la idea de irse a bailar a un pueblo vecino con todo y marranos, llegan, bailan, se divierten, hablan, están felices, al final suben a las habitaciones a descansar.

COMENTARIO

Es una novela que retrata aspectos del alma y espíritu, y cuestiones metafísicas y trascendentales del ser, también es una novela histórica y rebelde, tiene buen gusto, es estética, trata la sensualidad y la sexualidad, también las relaciones, las parejas y el amor, así como las mujeres, y alude a los sueños.

CITAS

que sea real sólo a medias y sus movimientos sean tan libres como insignificantes.

Entre el miedo y el deseo no tenía más remedio que buscar una especie de compromiso; lo denominaba “amistad erótica”.

El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien (este deseo se produce en relación con una cantidad innumerable de mujeres), sino en el deseo de dormir junto a alguien (este deseo se produce en relación con una única mujer.

Advertía asombrado con qué precisión y obediencia Teresa se adelantaba en una fracción de segundo a la voluntad de su compañero.

Esta compasión (en el sentido de jvspó/czucie, Mitgefübl, madkansldj significa también la máxima capacidad de imaginación sensible, el arte de la telepatía sensible; es en la jerarquía de los sentimientos el sentimiento más elevado).

“Cuando te miro, tengo la sensación de que te estás convirtiendo en el eterno tema de mis cuadros. El encuentro entre dos mundos. La doble exposición. Tras la silueta de Tomás el libertino reluce la increíble figura del enamorado romántico. O al revés: a través de la figura del Tristán que no piensa más que en su Teresa se vislumbra el hermoso mundo traicionado por el libertino”.

todos temblaban por su vida y el odio a los rusos embriagaba cual alcohol a la gente.

No hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor es tan pesado como el dolor sentido con alguien, por alguien, para alguien, multiplicado por la imaginación, prolongado en mil ecos.

Desde el punto de vista de un médico suizo, la actuación de Teresa tenía que parecer histérica y antipática. Y Tomás no estaba dispuesto a permitir que nadie pensase mal de ella.

Pero aquel que no piensa en el cuerpo se convierte más fácilmente en su víctima.

El cuerpo era una jaula y dentro de ella había algo que miraba, escuchaba, temía, pensaba y se extrañaba; ese algo, ese resto que quedaba al sustraerle el cuerpo, eso era el alma.

Desde que sabemos denominar todas sus partes, el cuerpo desasosiega menos al hombre. Ahora también sabemos que el alma no es más que la actividad de la materia gris del cerebro.

Si la maternidad es el Sacrificio personificado, entonces el sino de la hija significa una Culpa que nunca es posible expiar.

Es como si el nivel de vergüenza pretendiera expresar el nivel de valor que tiene su cuerpo.

Me parece que Teresa es una prolongación de ese gesto con el que su madre arrojó lejos de sí su vida de mujer hermosa.

pero es posible echarle en cara al hombre el estar ciego en su vida cotidiana con respecto a tales casualidades y dejar así que su vida pierda la dimensión de la belleza.

Iba con frecuencia al retrete a mirarse al espejo y pedirle a su alma que en el día decisivo de su vida no abandonase ni por un segundo la cubierta de su cuerpo.

La desnudez era para Teresa, desde su infancia, el signo de la uniformidad obligatoria del campo de concentración; el signo de la humillación.

Había venido a buscarlo para que su cuerpo se volviese único e irremplazable. Y ahora él volvía a dibujar el signo de la igualdad entre ella y las otras:

El sueño es una prueba de que la fantasía, la ensoñación referida a lo que no ha sucedido, es una de las más profundas necesidades del hombre.

Pero ella regresaba constantemente a sus sueños, volvía a proyectárselos, los transformaba en leyendas.

El vértigo significa que la profundidad que se abre ante nosotros nos atrae, nos seduce, despierta en nosotros el deseo de caer, del cual nos defendemos espantados.

Hubiera sido capaz de hacer por ella cualquier cosa con tal de que la madre se lo hubiera pedido con voz amorosa. Y si encontró la fuerza necesaria para marcharse, fue porque nunca llegó a oír esa voz.

Si la madre había sido mala con Teresa, fue sólo porque sufría demasiado.

Así pinté mi primer ciclo de cuadros, a los que llamé tramoyas.

“Delante había una mentira comprensible y detrás una verdad incomprensible”.

—Aunque fotografíe cactus, es su vida. Si vive sólo para su marido, no es su vida. Teresa se sintió repentinamente irritada: —Mi vida es mi hombre y no los cactus.

También podríamos llamarlo la borrachera de la debilidad. Uno se percata de su debilidad y no quiere luchar contra ella, sino entregarse.

dado que en Ginebra los matrimonios duermen en una misma cama, a la francesa,

e incluso era temido por sus colegas, porque en las discusiones científicas era orgulloso y empecinado.

Claro que hubiera preferido dormir solo, pero la cama compartida seguía siendo el símbolo del matrimonio y los símbolos, como sabemos, son intocables.

un happening privado para ellos dos solos.

¿Es que no hay más que un paso de lo ridículo a lo excitante?

el sombrero hongo era el cauce por el cual Sabina veía correr cada vez un río distinto, un río semántico distinto: un mismo objeto evocaba cada vez un significado distinto, pero, junto con ese significado, resonaban (como un eco, como una comitiva de ecos) todos los significados anteriores.

La visión está limitada por una doble frontera: una luz fuerte, que ciega, y la total oscuridad. Posiblemente esto es lo que determina el rechazo de Sabina a cualquier extremismo. Los extremos son la frontera tras la cual termina la vida y la pasión por el extremismo en el arte y en la política es una velada ansia de muerte.

En el momento en que siente que el gozo se extiende por su cuerpo, Franz se estira y se diluye en el infinito de su oscuridad, él mismo se vuelve infinito. Pero cuanto mayor se vuelve un hombre en su oscuridad interior, más disminuye en su apariencia externa. Un hombre con los ojos cerrados es una ruina de hombre. A Sabina le desagrada esa visión, no quiere mirar a Franz y por eso cierra también los ojos. Pero esa oscuridad no significa para ella el infinito, sino simplemente la disconformidad con lo que se ve, la negación de lo visto, el rechazo a ver.

Se refiere única y exclusivamente a lo que se dio en llamar «perfil político del ciudadano» (o sea, a lo que el ciudadano dice, a lo que piensa, al modo en que se comporta, a si participa en reuniones y en manifestaciones del primero de mayo).

Como era pintora, se fijaba mucho en la cara de la gente y conocía, por sus experiencias en Praga, la fisionomía de aquellos cuya pasión es examinar y evaluar a los demás.

Antes de que la belleza desaparezca por completo del mundo, existirá aún durante un tiempo como error. La belleza como error es la última fase de la historia de la belleza.

Sentarse en el suelo en presencia de los huéspedes era en aquella época un gesto que significaba naturalidad, soltura, progresismo, amistosidad y espíritu parisino.

Franz sabía que a su mujer no le importaba nada que el colgante fuese feo o no. Feo era aquello que ella quería ver feo, hermoso era lo que quería ver hermoso. Los adornos de sus amigos eran hermosos a priori.

Si la queremos encontrar, tenemos que rasgar el lienzo del decorado.

Hay cosas que sólo pueden hacerse con violencia. El amor físico es impensable sin violencia.

En cuanto hay alguien que observe nuestra actuación, nos adaptamos, queriendo o sin querer, a los ojos que nos miran y ya nada de lo que hacemos es verdad.

La persona que pierde su intimidad, lo pierde todo, piensa Sabina. Y la persona que se priva de ella voluntariamente, es un monstruo.

El amor, cuando se hace público, aumenta de peso, se convierte en una carga. Sabina ya se encorvaba por anticipado al imaginarse ese peso.

No. Su drama no era el drama del peso, sino el de la levedad. Lo que había caído sobre Sabina no era una carga, sino la insoportable levedad del ser.

el objetivo hacia el cual se precipita el hombre queda siempre velado.

Aquello que otorga sentido a nuestra actuación es siempre algo totalmente desconocido para nosotros. Sabina tampoco sabía qué objetivo se ocultaba tras su deseo de traicionar.

Aquel cementerio era la soberbia convertida en piedra.

Es posible que, si hubieran permanecido más tiempo juntos, hubieran empezado lentamente a comprender las palabras que decían. Sus vocabularios se habrían ido aproximando tímida y lentamente como unos amantes muy vergonzosos, y la música de cada uno de ellos hubiera empezado a fundirse con la música del otro. Pero ya es tarde.

Todo lo que hace lo hace para Sabina y lo hace de modo que le guste a Sabina.

El culto a Sabina era para él más una cuestión de religión que de amor.

Debían sentirse en Praga como en un planeta inventado por un autor de ciencia ficción, un planeta de mujeres increíblemente elegantes que demostraban su desprecio subidas a unas piernas largas y hermosas como no se habían visto en toda Rusia durante los cinco o seis últimos siglos.

Si su cuerpo no es capaz de convertirse en el único cuerpo para Tomás y si ha perdido la batalla más importante de su vida, ¡que se vaya!

¿Qué es la coquetería? Podría decirse que es un comportamiento que pretende poner en conocimiento de otra persona que un acercamiento sexual es posible, de tal modo que esta posibilidad no aparezca nunca como seguridad. Dicho de otro modo: la coquetería es una promesa de coito sin garantía.

se toma las cosas demasiado en serio, por cualquier cosa hace una tragedia, no es capaz de comprender la levedad y la divertida intrascendencia del amor físico. ¡Quisiera aprender a ser leve! ¡Desea que alguien le enseñe a dejar de ser anacrónica!

Y cuando los hombres reclaman después el cumplimiento de lo que a su juicio les fue prometido, topan con una violenta resistencia que no pueden explicarse más que suponiendo que Teresa es mala y taimada.

La coquetería estaba presente: un comportamiento que pretende comunicarle al otro que la aproximación sexual es posible, aunque al mismo tiempo esa aproximación sea sólo teórica y sin garantías.

Porque lo que excitaba el alma era precisamente que el cuerpo actuara en contra de su voluntad, que la traicionara y que ella estuviera presenciando aquella traición.

Estaba sentada en la taza y el deseo de vaciar las tripas, que de repente la invadió, era un deseo de ir hasta el límite de la humillación, de ser cuerpo lo más plenamente posible, ese cuerpo del cual decía la madre que no sirve más que para comer y defecar. Teresa vacía sus tripas y tiene en ese momento una sensación de infinita tristeza y soledad. No hay nada más mísero que su cuerpo desnudo sentado encima de la terminación ampliada de una tubería de desagüe.

Su alma había perdido la curiosidad del espectador, su malicia y su orgullo: volvía a estar en algún sitio de las profundidades del cuerpo, en su más lejana entraña y aguardaba desesperada por si alguien la llamaba para que saliera a la superficie.

El alma temblaba, asustada, en algún lugar en la profundidad de las entrañas.

Teresa sabe que así es el momento en que nace el amor: la mujer no puede resistirse a la voz que llama a su alma asustada; el hombre no puede resistirse a la mujer cuya alma es sensible a su voz.

El amor que hay entre ellos es de una arquitectura extrañamente asimétrica: descansa sobre la seguridad absoluta de su fidelidad como un palacio mastodóntico sobre una sola columna.

Porque esa construcción tiene por única columna su fidelidad y los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también.

Era una sonrisa completamente distinta, otra de las sonrisas del voluminoso herbario de las sonrisas: una sonrisa de feliz superioridad moral.

Su profunda desconfianza hacia la gente (sus dudas con respecto a que tengan derecho a decidir acerca de lo que a él le concierne y a juzgarlo) tuvo probablemente algo que ver en la elección de su profesión, que descartaba cualquier posibilidad de relación con el público.

¡Qué indefenso está el hombre ante los elogios!

Resulta tragicómico que nuestra buena educación se convierta en aliada de la policía. No sabemos mentir. El imperativo «¡di la verdad!» que nos inculcaron mamá y papá actúa hasta tal punto de forma automática que incluso ante el policía que nos interroga nos da vergüenza mentir. Es más fácil para nosotros discutir con él, insultarlo (lo cual no tiene sentido alguno) que mentirle descaradamente (que es lo único lógico que podemos hacer).

El hombre del Ministerio volvió a hacer con la cabeza un gesto como si no pudiera comprender una actitud tan inmoral y dijo:

Suponía (correctamente) que en cuanto descendiese voluntariamente al puesto más bajo de la escala social (al que en aquella época habían descendido, por lo demás, miles de intelectuales de otras especialidades), la policía perdería todo poder sobre él y dejaría de ocuparse de su persona.

Si es posible dividir a las personas de acuerdo con alguna categoría, es de acuerdo con estos profundos anhelos que las orientan hacia tal o cual actividad a la que dedican toda su vida.

Todo ámbito de libertad significaba para él, desde su temprana juventud, mujeres.

El carácter único del «yo» se esconde precisamente en lo que hay de inimaginable en el hombre. Sólo somos capaces de imaginarnos lo que es igual en todas las personas, lo general. El «yo» individual es aquello que se diferencia de lo general, o sea lo que no puede ser adivinado y calculado de antemano, lo que en el otro es necesario descubrir, desvelar, conquistar.

la sexualidad sigue siendo la caja de caudales en la que está oculto el secreto del yo de la mujer.

El desengaño que los lleva de una mujer a otra le brinda a su inconstancia cierta disculpa romántica, de modo que muchas mujeres sentimentales pueden sentirse conmovidas por su terca poligamia.

Desde el comienzo, ella le había dado a la conversación la gracia de la coquetería. Nada de lo que decía tenía que ver con el mundo que les rodeaba, todas las palabras se referían directamente a ellos mismos.

No empezó a resistirse hasta que intentó tocarle el sexo.

Él tenía la mano en su húmedo sexo y deslizó luego los dedos hasta el orificio anal, que era lo que más le gustaba en el cuerpo de todas las mujeres.

Se lavó, hizo pis en el lavabo (costumbre generalizada entre los médicos checos)

Ya dije que las metáforas son peligrosas. El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética.

«Empiezo a estarte agradecida de que nunca hayas querido tener hijos».

No le apetecía nada ser citado por los historiadores de los próximos siglos. Más bien tenía miedo de que le citara la policía.

No existe más que un solo criterio para todas sus decisiones: no debe hacer nada que pueda perjudicarla. Tomás no puede salvar a los presos políticos, pero puede hacer feliz a Teresa.

No tenía la seguridad de estar actuando correctamente, pero tenía la seguridad de estar actuando tal como quería actuar.

Los personajes de mi novela son mis propias posibilidades que no se realizaron.

La vida humana acontece sólo una vez y por eso nunca podremos averiguar cuáles de nuestras decisiones fueron correctas y cuáles fueron incorrectas.

Lo que sólo ocurre una vez es como si no hubiera ocurrido.

La historia es igual de leve que una vida humana singular, insoportablemente leve, leve como una pluma, como el polvo que flota, como aquello que mañana ya no existirá.

Esa es la versión de Tomás del eterno retorno.

El corazón se le estrechaba de tal modo que creyó que estaba al borde del infarto.

La desesperanza que se había apoderado del país penetraba por las almas hasta los cuerpos y los destrozaba.

Eran sus antiguas molestias que reaparecían siempre en los momentos de depresión.

Si la excitación es el mecanismo mediante el cual se divierte nuestro Creador, el amor es, por el contrario, lo que nos pertenece sólo a nosotros y con lo que escapamos al Creador. El amor es nuestra libertad. El amor está al otro lado del «es muss sein!».

Pero en ese momento se produjo el deslizamiento del sueño al despertar. Se encontró en ese no man’s land en el que el hombre ya no duerme y aún no está despierto.

Recordó el conocido mito de El banquete de Platón: los humanos eran antes hermafroditas y Dios los dividió en dos mitades que desde entonces vagan por el mundo y se buscan. El amor es el deseo de encontrar a la mitad perdida de nosotros mismos.

¡Siente otra vez el dolor de ella en su propio corazón! Está otra vez en poder de la compasión y se hunde en el alma de ella.

Por el contrario, la muerte del hijo de Stalin fue, en medio de la estupidez generalizada de la guerra, la única muerte metafísica.

y, de ahí, cuan dudosa resulta la tesis básica de la antropología cristiana según la cual el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Una de dos: o el hombre fue creado a semejanza de Dios y entonces Dios tiene tripas, o Dios no tiene tripas y entonces el hombre no se le parece.

La idea de Escoto Erígena tiene otro sentido. Si el miembro puede elevarse por una simple orden del cerebro, la excitación carece de utilidad. El miembro no se yergue porque estemos excitados, sino porque se lo ordenamos.

no existiría el amor sexual tal como lo conocemos: acompañado de palpitaciones del corazón y ceguera de los sentidos.

De eso se desprende que el ideal estético del acuerdo categórico con el ser es un mundo en el que la mierda es negada y todos se comportan como si no existiese. Este ideal estético se llama kitsch.

el kitsch es la negación absoluta de la mierda; en sentido literal y figurado: el kitsch elimina de su punto de vista todo lo que en la existencia humana es esencialmente inaceptable.

Y no se trataba de un mero acuerdo político con el comunismo, sino de un acuerdo con el ser en tanto que tal.

El senador tenía un solo argumento para su afirmación: sus sentimientos. Allí donde habla el corazón es de mala educación que la razón lo contradiga. En el reino del kitsch impera la dictadura del corazón.

y pone así en peligro la consigna sagrada «amaos y multiplicaos».

El sueño de Teresa descubre la verdadera función del kitsch: el kitsch es un biombo que oculta la muerte.

Así fue, por lo demás, cómo Sabina le explicó una vez a Teresa el sentido de sus cuadros: delante hay una mentira comprensible y tras ella reluce una verdad incomprensible.

La fuente del kitsch es el acuerdo categórico con el ser.

Es hermoso soñar que somos parte de una masa que marcha a través de los siglos y Franz no olvidó nunca ese hermoso sueño.

Como ya dije, lo que hace que la izquierda sea la izquierda es el kitsch de la Gran Marcha.

«Castigar a los que no sabían lo que estaban haciendo es una barbaridad».

Vende bien sus cuadros y le gusta Norteamérica. Pero sólo la superficie. Lo que está debajo es un mundo extraño.

Pero un hombre, cuando llega a los cincuenta, vendería su alma por un pedazo de cuerpo joven.

Antes de que se nos olvide, seremos convertidos en kitsch. El kitsch es una estación de paso entre el ser y el olvido.

Cortaron su vida como si fuera un trozo de cinta.

—y siente una opresión en la garganta que le impide hablar.

el hombre es el propietario y el señor mientras que el animal, dice Descartes, es sólo un autómata, una máquina viviente, «machina animata». Si el animal se queja, no se trata de un quejido, es el chirrido de un mecanismo que funciona mal. Cuando chirría la rueda de un carro, no significa que el eje sufra, sino que no está engrasado.

La verdadera bondad del hombre sólo puede manifestarse con absoluta limpieza y libertad en relación con quien no representa fuerza alguna.

Su uniformidad no era un aburrimiento, sino un motivo de felicidad.

No habría comprendido a Teresa cuando, de niña, se ponía ante el espejo y trataba de ver su alma a través de su cuerpo.

La nostalgia del Paraíso es el deseo del hombre de no ser hombre.

Es posible que no seamos capaces de amar precisamente porque deseamos ser amados, porque queremos que el otro nos dé algo (amor), en lugar de aproximarnos a él sin exigencias y querer sólo su mera presencia.

La madre no tenía la culpa de que Teresa hubiera roto con ella. No rompió con ella porque la madre fuera como era, sino porque era la madre.

En esta frase está encerrada toda la condena que pesa sobre el hombre. El tiempo humano no da vueltas en redondo, sino que sigue una trayectoria recta. Ese es el motivo por el cual el hombre no puede ser feliz, porque la felicidad es el deseo de repetir.

En el contexto del idilio, hasta el humor está sometido a la dulce ley de la repetición.

(¡Ay, qué terrible, en realidad, soñamos por adelantado con la muerte de aquellos a quienes amamos!)

Karenin parió dos panecillos y una abeja.

Cree en Dios y piensa que ésa es la clave de todo. Según parece, todos debemos vivir en nuestra vida cotidiana de acuerdo con las normas establecidas por la religión y no tener en cuenta para nada al régimen. Ignorarlo.

— Siempre he admirado a los creyentes. Pensaba que estaban dotados de un don especial de percepción ultra-sensorial del que yo carecía. Algo así como los videntes. Pero mi hijo me demuestra que creer es en realidad muy fácil.

No sé por qué he sido tan terco. Uno decide algo, ni siquiera sabe muy bien cómo, y esa decisión se mantiene luego por su propia inercia. Cada año que pasa es más difícil cambiarla.

Lo atraía cada vez más hacia abajo, como atraen las ninfas a los campesinos hacia los pantanos para dejarlos morir allí.

— Esa es una comparación tonta —dijo Teresa—. Para ti tu trabajo lo era todo, mientras que yo puedo hacer cualquier cosa y me da exactamente lo mismo. Yo no perdí nada. Tú lo perdiste todo.

— Esa es una comparación tonta —dijo Teresa—. Para ti tu trabajo lo era todo, mientras que yo puedo hacer cualquier cosa y me da exactamente lo mismo. Yo no perdí nada. Tú lo perdiste todo.

La tristeza era la forma y la felicidad, el contenido. La felicidad llenaba el espacio de la tristeza.

TÉRMINOS

http://dle.rae.es/?id=1YJQTfO albornoz Bata de tela de toalla. Tela hecha con estambre muy torcido y fuerte, a manera de cordoncillo. Especie de capa o capote con capucha. #término

http://dle.rae.es/?id=3w0Of9Y ascético, ca Que lleva vida de asceta. Perteneciente o relativo al asceta o a la ascesis. Vida ascética. Sobrio, muy austero. #término

http://dle.rae.es/?id=3vtJ2LS asceta Persona que, en busca de la perfección espiritual, vive en la renuncia de lo mundano y en la disciplina de las exigencias del cuerpo. Persona que vive voluntariamente de forma austera (‖ sobria, morigerada). #término

http://dle.rae.es/?id=3vr0igQ ascesis Reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y el logro de la virtud. #término

http://dle.rae.es/?id=3w0neew ascetismo Hecho de profesar la vida ascética. Doctrina de la vida ascética. Cualidad de ascético. #término

http://dle.rae.es/?id=DXshldX DXtqSSD desvelar Impedir el sueño a alguien, no dejarlo dormir. Poner gran cuidado y atención en lo que se tiene a cargo o se desea hacer o conseguir. Descubrir algo oculto o desconocido, sacarlo a la luz. Quitar el velo que cubre algo. #término

http://dle.rae.es/?id=3Mgp84P aquiescencia Asenso, consentimiento. #término

http://dle.rae.es/?id=AtiphKQ corneja Ave de plumaje negro, semejante al cuervo, pero de menor tamaño, que vive en el oeste y sur de Europa y en algunas regiones de Asia. Ave rapaz nocturna semejante al búho, pero mucho más pequeña que este, con plumaje en que domina el color castaño ceniciento, y en la cabeza dos plumas en forma de cuernos pequeños. #término

http://dle.rae.es/?id=C5yXZyG delación Acusación, denuncia. Llamamiento a aceptar o repudiar una herencia o legado. #término

http://dle.rae.es/?id=LSXm1tU ineluctable Dicho de una cosa: Contra la cual no puede lucharse. #término

http://dle.rae.es/?id=RHT4wr2 osco, ca Dicho de una persona: De un antiguo pueblo itálico que habitaba en Campania U. t. c. s. Perteneciente o relativo a los oscos. Perteneciente o relativo al osco (‖ lengua). Léxico osco. Lengua itálica que hablaban los oscos y que acabó absorbida por el latín. #término

http://dle.rae.es/?id=HxH0ACk finado, da Persona muerta. #término

http://dle.rae.es/?id=b4HCTFF uncir Atar o sujetar al yugo bueyes, mulas u otras bestias. #término

http://dle.rae.es/?id=KuKTcAR idilio Coloquio amoroso, y, por ext., relaciones entre enamorados. Composición poética que recreaba de manera idealizada la vida del campo y los amores pastoriles. #término

slivovice

REFERENCIAS